Lo más sencillo y efectivo es la respiración. La práctica de esta nos da más seguridad y nos ejercita para realizarla en cualquier momento.
La inspiración estimula y
la exhalación relaja recuerda eso.
Inspira por la nariz y
exhala por ella; pero de a poco, intenta exhalar (largar el aire) en el doble de tiempo
que inspiras (meter el aire).
También lo puedes
intentar exhalando con los labios semi-cerrados, esta forma se llama “arritmia
respiratoria sinusal”, pero no te complicas con las palabras. Piensa que de
esta manera el ritmo cardíaco disminuye provocando el efecto relajante deseado.
Yo recomiendo practicarlo
todo los días y en especial a la noche al irnos a dormir.
Vía: deyogaes, imágenesgoogle
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Las Penélopes