Recuerdo las discusiones que solía tener al ir de compras, ya que mi pareja se quejaba que cuando cogía un producto de las estanterías, me pasaba un rato bien largo leyendo el contenido del mismo, por lo cual llenar un carro podía llevarnos bastante tiempo...pero para mi desde siempre, el comer no es sólo calantar algo rápido, para mí significa, nuestra salud, nuestra fuente de energía y el cuidar de nosotros mismos..
Por eso, al comprar productos ecológicos se que ya no me hace falta leer las listas de ingredientes, ya
que en ningún caso encontraré ingredientes que no deban estar ahí. Así,
el tomate frito está hecho con tomates, sal, azúcar y aceite de oliva
virgen extra de primera presión en frío. Ninguna E-xxx, ningún resto de
pesticida, ningún ingrediente transgénico, ningún espesante, ningún
potenciador del sabor, nada de productos deshidratados y vueltos a
hidratar...
La forma más sencilla de garantizar que los alimentos que te ofrecemos
son lo que tienen que ser y nada más es el sello de producción
ecológica.
Creo que debemos tener esa premisa, y no dejarnos engañar tan facilmente, sobre todo por muchas grandes superficies, que simplemente colocan el nombre Verde o Eco, en sus productos y confunden aún más a la gente.
Debemos informarnos y exigir que nos informen, y que nos digan con claridad las cosas, no con intenciones turbias, por que lo que defendemos es nuestra vida, y nuestra salud, ¿os parece poco?
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Las Penélopes