La verdad que apra aquellas personas que no podemos resistir a la tentación del chocolate, la harina de algarroba es una buena opción, para ir iniciando el cambio paulatinamente.
La harina de algarroba contiene un 40-50% de azúcares naturales
(fructosa, glucosa, maltosa y sacarosa), de forma que es un alimento
energético con azúcares de corta duración; un 11% de proteínas –es muy
rica en el aminoácido esencial triptófano, que es precursor de la
serotonina, una sustancia que nos proporciona sensación de relajación y
tranquilidad–, y menos del 2% de grasas, muy poco, sobre todo si lo
comparamos con el 23% del cacao puro.
Del mismo modo que el cacao , contiene cantidades significativas de minerales: hierro
(proporcionalmente en pes más que la carne de ternera), calcio (también
en pes más que la leche de vaca) y magnesio. Pero la gran diferencia con
el cacao es que la algarroba no contiene ácido oxalico, una sustancia
que actúa como “ladrona” de minerales e impide la absorción intestinal
del hierro y del calcio.
Incorpora algunas vitaminas,
principalmente la A (buena para la vista), y algunas del
grupo B (B1, B2, B3, buenas para el sistema nervioso), así como la
vitamina D (responsable de la fijación del calcio a los huesos).
Se trata de un alimento libre de gluten y, por lo tanto, es apto para celiacos.
Vía: etselquemenges
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